Un Aplauso para el Asador es el pedido obligado de cada asado. ¿Sabés de dónde viene esta tradición dentro de la tradición? ¡Te lo contamos en esta nota!
¿Sentimiento de culpa o agradecimiento?
Cuando los argentinos somos invitados a un asado, damos dos cosas por sentado: que la vamos a pasar muy bien y que, quien nos invitó, será el asador encargado de la parrilla.
Ser el responsable de la comida de los invitados no es tarea fácil y mucho menos lo es en un asado. ¿Por qué? Porque este ritual nacional consta de tantas etapas como de ganas de pasarla bien.
En una primera etapa podríamos decir que se descorcha el vino tinto que acompañará a las carnes asadas a la parrilla. En una segunda etapa, y milimétricamente calculado por el responsable, saldrán las achuras. Y, por último, se servirán las carnes «a gusto y piacere» de cada uno: «a punto», «más cocido», «con poca grasa», «con hueso», «sin hueso», y «yo quiero la punta», serán solo algunos de los requerimientos. 😅
El asador se vuelve, entonces, el responsable de cumplir con los caprichos de cada uno de los comensales y se convierte en el héroe de la jornada.
Un poco por culpa y otro poco por agradecimiento, una vez que el asador finaliza con su parte del ritual, alguno de los invitados pide -justamente- «¡Un Aplauso para el Asador!», quién con la confianza del trabajo bien hecho, recibe las felicitaciones con orgullo.
Aplaudidores Profesionales
Algo que tampoco podemos dejar de lado es que los argentinos somos festejadores natos. Por todo aplaudimos e hinchamos. 😂 Somos apasionados y nos encanta alentarnos.
Por ejemplo, y en concordancia con el aplauso para el asador, aplaudimos al piloto de un avión cuando aterrizamos, a modo de agradecimiento por dejarnos en destino «sanos y salvos«, cuando vemos entrar por la puerta a un amigo al que no veíamos hacía mucho y por fin se suma a la «juntada«, aplaudimos mientras cantamos el Cumpleaños Feliz, nos aplaudimos a nosotros mismos al terminar una clase de gimnasia para darnos ánimo y, por supuesto, cuando alguno de los presentes se consagra con algún gran chiste o anécdota.
Después de este extenso historial de aplausos, es lógico pensar en pedir un aplauso para el asador para quien estuvo al mando de la parrilla: ese ritual argentino que, más que una comida, es un evento social que pocas veces puede compararse con otro.
¿Te habías puesto a pensar en cuántas situaciones los argentinos aplaudimos para festejar? ¿Si? ¡Entonces, este aplauso es para vos! 👏